jueves, 16 de septiembre de 2010

Primera visita al MEGA MERCADO DE HUAMANTANGA - PUENTE PIEDRA

Es sábado por la mañana y sí, hoy también estamos en la universidad. Clases o PC, el motivo por el que seguimos aquí (más bien por el que nos vamos) ha cambiado: nos reunimos para ir al mercado de Huamantanga, ubicado en el distrito de Puente Piedra, lejos para todos nosotros.

Después de preguntar por referencias, nos dijeron que debíamos ir hasta el puente primavera y de ahí tomar “el chino”, ómnibus de transporte público que, por la distancia de su ruta, debía de ser calificado como bus interprovincial. Parece que el chofer y el cobrador piensan lo mismo, porque no van a hacer la ruta completa hoy y nos dejarán en la primera de Pro; al menos ya estamos en Puente Piedra. Al bajar en el paradero, decidimos preguntar a alguien por dónde está el mercado (solo para verificar que vamos bien). La señora a la que le preguntamos nos dice que “ufff, aún falta”, pero que tomemos “cualquier carro que va de frente” (por la panamericana norte). Otra señora que pasa por ahí, y que escucha nuestra conversación, amablemente reafirma lo que ya habíamos escuchado y nos indica que “por cincuenta te llevan no más”. Algo se hace evidente, la burbuja de ellas es bastante accesible. Después de dos horas de viaje, una hora y media en el primer carro y media hora en el segundo (y de soportar el tráfico en el desvío de la panamericana norte), al fin llegamos al “Megamercado de Huamantanga”. 
  

 

Al ingresar sentimos que no entrabamos a un mercado, sino a un pequeño pueblo de comerciantes. Quedamos impresionadas por el tamaño y diversidad del lugar, así que empezaremos a recorrerlo. Nuestra curiosidad nos empuja a ir primero a la zona “De la chacra a la olla”, sector que hace menos de un mes se incendió por un corto circuito y que, para mala suerte nuestra, aún está cerrado al público.

El mercado es grande (realmente grande) y recibe a un promedio de diez mil personas al día, por lo que no es de extrañar que tenga un medio de transporte interno exclusivo: el triquitaxi. El triquitaxi es un vehículo semejante a un triciclo, cuyo asiento y respaldar están formados por soguillas de plástico, que es bastante popular en el mercado. También circulan mototaxis, autos particulares y camiones que abastecen a los puestos del mercado, todos reunidos en este gran ecosistema de Lima Norte. 

Don Mercedes y su Triquitaxi

Este mercado tiene una amplia oferta de productos, lo que nos lleva a suponer que los comerciantes tienen distintas maneras de ofrecerlos. Al recorrer el lugar, nos percatamos que la mayoría coincide en que la mejor publicidad es que el producto hable por sí mismo. En todos los puestos, los productos se exhiben al público y los vendedores no parecen muy ávidos por llamar la atención. Sin embargo, esto cambia al momento en que un potencial cliente (nosotras) se acerca (proxémica) o fija su mirada en el producto (kinesia). Una actitud más dinámica es la que observamos en los vendedores ambulantes y en las “jaladoras” de los puestos de comida. 


 
Son casi las tres de la tarde, por lo que las jaladoras aún están en el rango crucial de tiempo para atraer a más clientes. Aún no pasamos por su lado, pero vemos que cada una de ellas no pierde la oportunidad de atraer a uno o más clientes a la vez (comunicación interpersonal), todo bajo la mirada de las personas que sirven o preparan la comida. Ahora que las tenemos al costado, nos abordan con su “amiga tenemos estofado calientito recién preparado” o “pasa pasa amiga, hay arroz con pollo y de entrada papa a la huancaína”. Este proceso es uno de los más dinámicos, por lo que lo analizaremos a continuación: 
Comunicación verbal: comunicación oral. Las jaladoras no paran de repetir el menú del día y algunas otras frases que motiven el interés del probable comensal.

Comunicación no verbal: kinesia, proxémica y paralingüística. Las jaladoras fijan la mirada en las personas que pasan y, al mismo tiempo, tratan de sonreírles e indicarles con los brazos el lugar donde ellos deberían ingresar para comer. Ellas también acortan su distancia con respecto al cliente, se acercan e invaden el espacio personal (la burbuja). A su vez, utilizan un tono de voz afable y expresiones coloquiales.

Tipo de comunicación: comunicación interpersonal


Proceso de comunicación (según el modelo de Lasswell)

Objetivo general: vender el menú del día
Objetivo de comunicación: persuadir a los transeúntes por medio de su trato amistoso y zalamero

¿Quién? (comunicador, emisor)
El o la dueño/a del puesto de comidas, que contrató a las jaladoras para transmitir su mensaje. Frecuentemente el dueño resulta ser el cocinero (las jaladoras vienen a ser las encodificadoras).

¿Qué dice? (mensaje)
El mensaje que quieren dar es que la comida que sirven ahí es muy parecida a la que le sirven en su casa. Es por ello el trato muy cordial de las jaladoras y la simpleza del menú. 

¿Porqué canal?
El aire por el que viajan las ondas sonoras que sus voces producen.

¿A quién?
A los transeúntes que pasan por la zona de comidas en horas de almuerzo o cena.

¿Con qué efecto?Convencer a los transeúntes de que se conviertan en comensales (compren el producto).
Contexto
El Mergamercado de Huamantanga en horas del almuerzo o cena.


Después de un largo recorrido por el mercado, y de haber ampliado un poco más nuestros horizontes tanto geográficos como mentales, decidimos que es tiempo de irnos. Al salir nos damos cuenta que a pocos metros se abrió Plaza Vea, pero dudamos de que este supermercado le haya quitado clientes al Megamercado de Huamantanga, que definitivamente le gana en variedad. Como dijimos antes, este no es un simple mercado, es una pequeña ciudad de comerciantes.

1 comentario: